Marcelo Nagy
Budapest, 30 sep (EFE).- El Parque Alegre vive sus horas mas tristes. Después de 175 años una de las atracciones más antiguas y populares de Budapest echa hoy el cierre por problemas económicos ante la desolación de los húngaros.
El parque de diversiones "Vidámpark" (Parque Alegre) cerrará sus puertas hoy y solo se salvarán algunas atracciones que pertenecen al patrimonio nacional, como la montaña rusa, que es la más larga de las tres de madera que aún funcionan en Europa.
En el centro se han celebrado bodas, fiestas y hasta un congreso de enanos europeos, fue bombardeado en la Segunda Guerra Mundial, una de sus atracciones ardió por culpa de a un pirómano y cuenta con un tiovivo de estilo "art nouveau".
Hace 175 años el terreno del Parque de la Ciudad (Városliget), donde se encuentra el "Vidámpark", se transformó en un espacio de diversiones con artistas, vendedores, tiendas y equilibristas, donde se presentaban al público "los nuevos inventos de la tecnología".
Así, el cine, el telégrafo, el teléfono (un invento del húngaro Tivadar Puskás), el primer fonógrafo y otros, se presentaban como un milagro, explicó a Efe la portavoz del parque, Éva Árendás.
Seguramente lo más emblemático del parque son el tiovivo y la montaña rusa, que hasta el día de hoy son las atracciones que más gente atraen.
El tiovivo, inaugurado en 1906, conserva hasta hoy en sus paredes motivos modernistas y también forma parte del patrimonio nacional que junto a la montaña rusa se conservará después del cierre del parque.
"Esta atracción emblemática funciona desde aquel entonces, sin parar", resaltó Árendás, agregando que en su última renovación han encontrado 17 capas de pintura en los caballos y coches del tiovivo.
Aunque ahora lo mueve un motor, en los primeros años de la década pasada eran todavía caballos, en un habitáculo subterráneo, los que movían la atracción más bella del parque.
La popularidad del parque era tan importante que en 1938 se celebró un congreso europeo de enanos, "donde se planteó, por ejemplo, por qué no podían usar el transporte urbano con billetes para menores", contó la portavoz.
En la Segunda Guerra Mundial el parque fue "fuertemente" bombardeado y posteriormente, durante los más duros años de la época del régimen comunista, en 1950, el "Vidámpark" fue nacionalizado y adquirió su actual forma.
Algunas de las construcciones y sus letreros hacen recordar, con su estética, a los años 60 y 70 del siglo pasado, con un aire nostálgico, convirtiéndose en recuerdos de otra época.
Y es que en los 70 el parque vivió sus días de esplendor, cuando las visitas anuales (entre abril y octubre, pues en invierno cerraba) alcanzaban los 2,7 millones de personas.
Esta popularidad seguramente se debía también a que en esa época el Vidámpark era el único lugar en el país comunista donde se podía jugar con máquinas tragaperras.
La noria es de 1975 y es el símbolo del parque, además de ser una pieza gemela de la de Chernobil, donde dejó de funcionar después del accidente nuclear de 1986.
También se desconocen los motivos de aquel pirómano que en 1979 quemó una de las más populares atracciones, el "Castillo Encantado", y con el que dio un perro policial. La reconstrucción duró siete años
El auge de los setenta nunca se pudo repetir y al final se hizo imposible el mantenimiento de la institución. Frente a los 2,7 millones de visitantes de aquella época, en los últimos años se vendieron entre 250.000 y 300.000 entradas anuales.
"Este año el número seguramente será mucho más alto", opinó la portavoz, dado que mucha gente acudirá antes del cierre.
"Nos visitó una delegación de 130 estadounidenses, miembros de un club de amantes de las montañas rusas, para verla todavía en funcionamiento", explicó Árendás.
Sea como sea, la montaña rusa y el tiovivo se salvarán ya que el vecino Zoológico de Budapest, que recibirá el terreno del parque, prometió mantenerlos como atracciones en funcionamiento.
"Por el momento no sabemos si habrá o no un nuevo parque en Budapest, este deja de funcionar. Los juegos se están vendiendo", concluyó la portavoz.
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