La madre y hermana de Alcántara recibieron entre lágrimas el certificado de manos del congresista Charles Rangel (D-NY), luego de que éste pronunciara un mensaje durante el acto en el anfiteatro City College en Manhattan, en el que 242 inmigrantes de 51 países se convirtieron en nuevos ciudadanos de EE.UU.
NUEVA YORK, (EFE).- Familiares del soldado dominicano Juan Alcántara recibieron ayer la ciudadanía póstuma para el joven de 22 años que murió en Irak en agosto pasado, en momentos en que otra madre latina en Nueva York llora la muerte de su hijo en el frente de batalla.
La madre y hermana de Alcántara recibieron entre lágrimas el certificado de manos del congresista Charles Rangel (D-NY), luego de que éste pronunciara un mensaje durante el acto en el anfiteatro City College en Manhattan, en el que 242 inmigrantes de 51 países se convirtieron en nuevos ciudadanos de EE.UU.
Mientras Rangel pronunciaba su mensaje, se proyectó en una pantalla del anfiteatro una foto de Alcántara con su uniforme en el que llevaba una bandera dominicana.
Alcántara había pedido permiso para conocer a su hija, que nació el pasado 29 de junio, pero se le negó con el argumento de que un nacimiento era un proceso natural y no una emergencia, según dijo su madre María Disla.
El joven soldado no logró conocer a su hija Jaylanie, ahora de dos meses, porque perdió la vida junto a otros dos soldados cuando un artefacto explotó mientras inspeccionaban una vivienda en la ciudad de Baquba.
Alcántara, que fue traído por su madre desde su natal ciudad de Santiago a Nueva York cuando tenía cinco años luego de la muerte de su esposo, tenía tres años en el ejército y esperaba culminar su año de servicio en Irak el pasado 28 de junio.
Sin embargo, una orden ejecutiva del presidente George W. Bush extendió el periodo de servicio a soldados que combatían en Irak.
"Si le hubiesen dejado venir estuviera vivo", dijo Disla, quien aseguró estar orgullosa por la ciudadanía de su hijo porque él "lucho hasta el final y le gustaba lo que estaba haciendo" pero nuevamente responsabilizó al presidente Bush por la muerte del soldado.
Alcántara es el 103 soldado que recibe póstumamente su ciudadanía y el sexto dominicano, cuatro de los cuales residían en Nueva York.
"Era mi único hijo (varón). Ya no es igual. Nunca será igual. Mi alegría ya se fue", dijo la madre, quien recordó que mantuvo dos trabajos para sostener económicamente a sus dos hijas y a Alcántara a quienes crió sola, tras la muerte de su esposo.
Dijo asimismo que en diciembre también jurará como ciudadana de este país y que el próximo año votará en las elecciones porque debe haber un cambio.
Aseguró que no cree en la promesa de Bush de reducir el número de soldados en Irak.
"No, no lo va a hacer, y de aquí a que los retire ¿cuántas víctimas van a haber? Esta guerra no tiene sentido. Están peleando y no saben quiénes son sus enemigos", argumentó Disla, quien acudió al acto acompañada de su hija Freslinda y de Sayonara, la novia de su hijo y madre de Jaylanie.
El mismo dolor de Disla lo está sufriendo otra madre en Nueva York, Martha Klat, quien el pasado viernes se enteró del deceso de Jonathan Rivadeneira, su único hijo, quien también murió como resultado de la explosión de una bomba durante un operativo de vigilancia.
Rivadeneira, de origen colombiano y que nació en Nueva York, tenía previsto regresar a su hogar en el condado de Queens en diciembre, un festejo que ya su madre había comenzado a preparar.
"Nunca pensé que iba a estar en estas circunstancias", dijo Klat tras recibir la visita de representantes del Ejército para notificar la muerte de su hijo de 22 años, cuatro de ellos como soldado.
Al igual que Disla, Klat aseguró que sus ilusiones murieron con su hijo.
Klat es vicepresidenta de Asuntos de Actos y Protocolo del Concilio de Familiares de Militares Activos, Muertos y Desaparecidos en Guerras de Estados Unidos (COPOLA en inglés) y se había convertido en apoyo moral para decenas de familias hispanas, quienes esperan el regreso de sus familiares.
Durante el acto de jura en el City College, presidido por Andrea J. Quarantillo, directora de la región de Nueva York del Servicio de Inmigración y Naturalización, habían inmigrantes de Colombia, Costa Rica, República Dominicana -que constituyó el grupo mayor entre los latinos- Ecuador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Perú y Venezuela.
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