No cabe dudas de que este es el país de los engaños y las trampas.
Detrás de algo aparentemente fácil o que beneficia al consumidor hay una trampa o engaño oculto.
Digo esto por algo que me ocurrió días pasados, cuando transitaba por una avenida de la ciudad capital, Santo Domingo.
Yo soy muy aficionado a los mangos, fruta tropical de gran variedad en la República Dominicana y que en cualquier esquina, si es tiempo de ellos, se encuentran como hojas de palos, y me llamó la atención unos hermosos y grandotes mangos que un vendutero de semáforos ofertaba.
El al ver mi mis ojos de sorpresa por la mercancía que vendía se me acercó y me dijo que eran a 15 pesos. Por su tamaño y los jugosos que se veían
creí que valía la pena la compra a ese precio.Le pedí cuatro de ellos y me los llevé a mi casa creyendo que había hecho una compra aceptable.
¡Ooooh¡ sorpresa cuando me dispuse en mi hogar a disfrutar del manjar adquirido.
Resulta ser que los dichosos mangos, llamados "Lechosa" que el vendutero me dijo que eran y que me vendió, eran nada más, ni nada menos que unos que el pueblo conoce como "Avispas", de un sabor penetrante y picante que no hay ser humano que pueda meterle el diente.
Perdí mis 60 pesos, la ilusión de comerme un buen mango y además experimenté el desengaño sufrir la desilusión de comprar algo que no era lo que me ofertaron.
Esta es una de las tantas caras que tiene el engaño en nuestro país y es una simple, hay otras que si le digo se echan para tras y corren el riesgo de fracturarse la memoria.
En fin, tengan cuidado, no sólo con los vendedores y las ofertas de las tiendas, investiguen bien antes de comprar, cuestionen, busquen el porque del precio y cuando estén seguros vuelvan y pregunten. El engaño tiene mil caras. Enviame tus cometarios al correo: juliovaldezc@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario